Aunque vives y disfrutas al máximo una de las etapas de mayor realización personal de cualquier mujer, no todo es color de rosa antes de ese maravilloso momento en el que darás a luz y verás por primera vez frente a frente a tu hermoso bebé.
Vómitos, estreñimiento, cansancio, mareos, estrías, hormigueos, trastornos del sueño e hinchazón y dolor en varios órganos del cuerpo, son algunas de las molestias que pueden suceder durante tu gestación, debido en gran medida a los cambios hormonales que se presentan en este período de tu vida.
Y una de las molestias más comunes durante los primeros meses del embarazo son las náuseas, que no son un invento ni exageración de los libretistas de telenovelas, pues entre un 60 y un 80% de las gestantes las padecen en la vida real.
¿Qué las produce?
No hay una razón específica que justifique la aparición de las náuseas, pero los especialistas las atribuyen en gran medida a la gonadotropina coriónica humana (hCG), una hormona que se incrementa en el organismo de la mujer desde que el embrión se implanta en el útero hasta, aproximadamente, la semana 12 del embarazo, cuando sus niveles comienzan a disminuir.
El aumento de estrógeno, la mayor sensibilidad olfativa y gustativa, el estreñimiento, la angustia extrema, el estrés y la mayor probabilidad de inconvenientes digestivos y estomacales en algunas gestantes, son otras posibles causales de este malestar.
Es cierto que las náuseas pueden disminuir tu apetito y evitar que mantengas un peso ideal para tu estado, pero no representan mayor riesgo ni para ti ni para el bebé que pronto nacerá. Sin embargo, si son persistentes y muy fuertes, hasta el punto de impedirte comer y beber, no sobra acudir a urgencias o consultar con tu médico tratante.
También es aconsejable que mientras retornan tus ganas de comer te hidrates bien y te alimentes con suplementos o vitaminas prenatales, en lo posible que no contengan hierro, elemento que puede provocar malestares estomacales y más náuseas.
¡A combatirlas!
Aunque no hay remedios, tratamientos ni fórmulas mágicas para evitar las náuseas durante tu embarazo, si existen estrategias que puedes aplicar para que disminuyan en intensidad y periodicidad.
Cuida tu nutrición
Ni tanto para que te sacies ni tan poco para que te desnutras. Es mejor comer más seguido pero con menor cantidad de alimentos, despacito y bien masticado (5 o 6 veces al día). Consume especialmente carbohidratos, proteínas, verduras, lácteos descremados y ricos en vitamina C, más no así grasas (tardan en ser digeridas), enlatados, fritos y comidas pesadas o irritantes que retrasan la digestión, entre ellas las condimentadas, ácidas o picantes
Los refrigerios saludables con tostadas, cereales, quesos frescos, galletas saladas, yogur o frutas son ideales, sobre todo antes de levantarte en las mañanas, cuando por los niveles bajos de glucosa son más comunes las náuseas. Para no provocar aromas fuertes que te afecten, no calientes tanto tus menús ni prepares los que te predisponen a tener náuseas o vómitos. Bebe líquidos. Hidrátate frecuentemente, pero hazlo con pequeñas cantidades para que no te llenes y dejes de lado tus comidas nutritivas. Es suficiente si tomas dos litros al día de agua, bebidas sin gas y jugos diferentes a los cítricos. Descarta los detonantes. Comprueba actividades, alimentos o lugares que te estimulan las náuseas y, en lo posible, descártalos al máximo. Por ejemplo, si montar en carro, comer chocolates o estar un área con mucha luminosidad son acciones que te las produce, trata de no realizarlas. Reposa. Por más tareas que tengas, combinarlas con buenos descansos es esencial. Y no se trata sólo de dormir o recostarte en la cama; ir a cine, visitar una amiga, regalarte un masaje relajante o pasear en medio de la naturaleza o lugares tranquilos, son opciones ideales para mitigar las náuseas. Si piensas acostarte después de las comidas, antes deja pasar unas dos horas para hacer mejor digestión. Una almohada especialmente diseñada para el embarazo es ideal. Toma medicamentos. Siempre y cuando sean los indicados y te los formule el especialista que te atiende. Consúltale también si procedimientos alternativos como la aromaterapia y la acupuntura o remedios naturales y productos como el jengibre, el té helado o la menta son ideales para tu caso. Ventila tus espacios. El aire puro es un buen aliado para ahuyentar las náuseas. Si estás en áreas muy cerradas o calurosas, abre las ventanas para que no se concentren olores muy fuertes que las estimulen. Si tu ginecólogo te lo recomienda usa la banda de acupresión o un aparato de acustimulación, dispositivos no muy comunes pero que, en determinados casos, pueden ayudar e reducir las náuseas.
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