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Pesadillas infantiles: por qué ocurren y cómo afrontarlas

Pesadillas infantiles: por qué ocurren y cómo afrontarlas

Pesadillas infantiles: por qué ocurren y cómo afrontarlas

Al igual que los adultos, los niños a veces resuelven sentimientos confusos o experiencias difíciles a través de sus sueños. Aunque escuchar un grito repentino en medio de la noche proveniente de la habitación de tu pequeño es angustioso, las pesadillas son bastante comunes.

Es importante tener en cuenta que todos los niños tienen pesadillas, independientemente de su entorno. La mayoría de los padres estarán preocupados por un trauma en particular que su hijo pueda haber experimentado, pero las pesadillas pueden surgir simplemente contando una historia de miedo (que puede no parecerle aterrador), yendo al centro comercial y su pequeño viendo un cartel de un animal que encuentran aterrador o encuentran un artículo aterrador. 

Más tarde en la noche, estas historias u objetos aterradores podrían aparecer en los sueños de tu hijo. Esto sucede porque a los niños de esta edad les cuesta separar la fantasía de la realidad, lo que puede generar miedos y, por lo tanto, desahogarse a través de los sueños.

¿Qué puedes hacer para lidiar con las pesadillas de tu hijo?

Si bien es cierto que todos los niños tienen sueños ocasionales de miedo o angustia, las pesadillas parecen ser más frecuentes durante los años preescolares, cuando el miedo a la oscuridad es común. Según la Fundación Nacional del Sueño, alrededor del 25 % de los niños de 5 a 12 años tienen pesadillas frecuentes. Otra cosa que es importante acerca de las pesadillas es que ocurren más cerca de la mañana, en las últimas etapas del sueño REM.

Esta es una característica importante ya que difiere de los terrores nocturnos, que ocurren durante las primeras horas de sueño cuando tu hijo duerme profundamente y se definen como episodios de terror o pánico que ocurren durante el sueño. A diferencia de las pesadillas, puede haber signos presentes de que el niño está actuando en contra del sueño.

Después de una pesadilla, puede ser difícil volver a acomodar a tu pequeño en la cama, pero debes hacerlo ya que necesita esas pocas horas de sueño. Acércate a tu hijo cuando llore y bríndale tranquilidad física; puedes comenzar abrazándolo y frotándole la espalda hasta que se calme. 

También debes asegurarle que todo está bien explicándoles que el sueño era como una película en su cabeza y cuando se despierta "la película se apaga". Puedes preguntarle sobre el sueño. Aunque tu hijo no pueda explicarlo en detalle, ya que solo está desarrollando sus habilidades lingüísticas, hablar de ello puede ayudarlo a procesar el evento. No olvides escuchar las preocupaciones de tu hijo, ¡no las descartes! Otra cosa que puedes intentar es mostrarle a tu pequeño que no hay monstruos debajo de la cama o en el armario (si ese es su miedo), o incluso puedes pensar en un “final feliz” para el sueño del día siguiente.

¿Qué puedes hacer para prevenirlos?

Muchos podrían preguntarse si hay algo que puedan hacer para evitar las pesadillas y brindarles a sus hijos una noche de sueño reparador, ¡y la buena noticia es que sí puedes!

Aquí hay 5 consejos que puedes probar en casa:

  • Ten un horario regular para acostarse y despertarse.
  • Sigan una rutina relajante a la hora de acostarse, en la que tu hijo pueda sentirse seguro y protegido. Por ejemplo, un baño tibio, acurrucarse contigo, leer o hablar sobre eventos agradables del día.
  • Ten una cama acogedora y un lugar tranquilo para relajarse.
  • Evita películas, programas de televisión o historias potencialmente aterradoras, o cosas que hayan provocado pesadillas antes.
  • Explora las fuentes de estrés en el día a día de tu hijo y toma medidas para reducir o detener su exposición a esas experiencias.